Este trabajo analiza la influencia del fracaso empresarial sobre ciertas características del entorno institucional, tanto formales (complejidad regulatoria y presión fiscal) como informales (capital social y miedo al fracaso).
Para ello se realiza un análisis empírico internacional con una muestra de 37 países y los datos de nueve años, desde el 2006 hasta el 2014. Los resultados muestran (1) que una mayor complejidad regulatoria en la puesta en marcha de un negocio, como por ejemplo excesivas formalidades administrativas y burocráticas, influye en una mayor tasa de fracaso empresarial, (2) que un mayor stock de capital social a nivel de país influye en un menor fracaso empresarial, y (3) que una mayor presión fiscal influye en una menor tasa de fracaso empresarial.
Este trabajo presenta varias implicaciones prácticas para quienes deben realizar el diseño de políticas públicas, pero también para empresarios, que deben considerar estos aspectos a la hora de crear su negocio, así como para académicos, que deben profundizar más en los resultados que hemos obtenido.
En este sentido, los diseñadores de políticas públicas deben tener presente que es muy importante diseñar, desarrollar e implementar un mejor entorno regulatorio,
porque puede afectar de forma significativa en el fracaso empresarial. De esta forma, parece que una mayor complejidad regulatoria en la puesta en marcha de un negocio puede influir negativamente en la creación de una empresa y, adicionalmente, las empresas que decidan finalmente hacerlo, también presentan unas tasas de abandono superiores por haber dedicado demasiados recursos (humanos, técnicos y económicos) en su puesta en marcha, que podrían haber sido empleados en otras actividades vitales, como contactar con los clientes, proveedores, entidades financieras, etc.
Además, la política fiscal también deber ser muy bien meditada y diseñada porque encontramos que una mayor presión fiscal presenta tasas de fracaso empresarial más bajas.
Este resultado no está en línea con la literatura previa, por lo que interpretamos que cuando dicha presión fiscal aumenta, los empresarios ser vuelven menos disciplinados en el control de sus gastos que provoca tasas de supervivencia más bajas. Adicionalmente, la explicación también podría estar en que la presión fiscal, que es conocida previamente por los empresarios antes de crear su empresa, actúa como una barrera de entrada filtrando aquellos modelos de negocio menos rentables, y que aquellos negocios que puedan atender previsiblemente a sus impuestos, serán menos probables a fracasar. En definitiva, sería aconsejable abrir un debate entre los académicos para aclarar este resultado. Asimismo, este trabajo demuestra igualmente el importante papel que juega el capital social para evitar el fracaso empresarial, puesto que reduciendo la incertidumbre y la posibilidad del comportamiento oportunista, el capital social de un país contribuye a reducir la tasa de fracaso en ese país. Finalmente, no encontramos una relación entre el miedo al fracaso y el fracaso empresarial. En definitiva, el entorno institucional, tanto formal como informal, influye en el fracaso empresarial.