¿Cuando eras niño comprabas dulces para después venderlos a tus amigos? ¿Montaste tu propio negocio en la cochera de tu casa? o ¿Creías tener una idea millonaria a muy temprana edad? Así como tú, millones de personas en todo el mundo han emprendido desde muy jóvenes.
Para nombrar esta nota me tomé el atrevimiento de adaptar al mundo del emprendimiento, una frase célebre del discurso de Salvador Allende dictado en la Universidad de Guadalajara en 1972, que tanto se ha utilizado para definir a los jóvenes. Creo que bien vale la pena usarla también para hacer énfasis en esa inquietud por emprender, que en algún momento de nuestras vidas todos experimentamos, sobre todo en la juventud.
Pero es importante preguntarnos primero: ¿Qué es emprender? ¿Qué es un emprendedor? De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, emprender es: acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. De igual manera, el mismo diccionario nos dice que la palabra emprendedor re refiere a: que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.
Muchos emprendemos para alcanzar un sueño, para dejar un legado, otros por necesidad o por encontrar una solución a un problema actual. Sea cual sea la razón del emprendimiento, es increíble la cantidad de historias que nos podemos encontrar de jóvenes que son exitosos gracias a esa idea en la que creyeron y por seguir ese instinto natural de emprender.
Recientemente me encontré con la historia del emprendimiento de un joven estudiante inglés, creo que bien vale la pena compartirla como ejemplo de que el emprendimiento es una reacción que podemos considerar natural ante una adversidad que se nos presente.
Cuando Alex Tew tenía 21 años, a través de su emprendimiento, encontró una solución a un problema que hemos tenido todos los estudiantes: solventar los gastos que genera estudiar.
Su idea era simple pero poderosa. Ante la dificultad de poder pagar sus estudios universitarios creó una página web que llamaría: MillionDollarHomepage.com, cuyo diseño consistía en un millón de píxeles arreglados en una cuadrícula de 1000×1000 píxeles. Alex decidió que vendería cada pixel a un dólar a cualquiera que quisiera promocionarse en ella. La idea parecía tan sencilla que muchos la consideraron ridícula, pero Alex creía firmemente en ella, además de considerar que no perdería nada con intentarlo, con lo cual se propuso vender hasta el último pixel.
Y así lo haría, al poco tiempo, y para sorpresa de muchos, cada píxel fue vendido a empresas que deseaban promocionarse en la página debido a la gran expectativa que generó su proyecto. Alex logró recaudar un millón de dólares en ganancias, lo que fue más que suficiente para cubrir los gastos que le generaría cursar sus estudios universitarios.
Así como la idea de Alex, los emprendimientos de millones de jóvenes siguen desarrollándose y creciendo por todo el mundo. Es grato saber que en México, de acuerdo con el último reporte del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), hemos pasado de tener un 9.6 por ciento de población emprendedora en el 2011 a un 19 por ciento en 2014, estando por arriba de la media de América Latina la cual es del 17.6 por ciento. Sin embargo es importante seguir generando ecosistemas favorables para que los jóvenes no tengamos que caer en la contradicción biológica de no emprender.
Fuente: soyentrepreneur